La pandemia y la decisión de instaurar el aislamiento social, preventivo y obligatorio desde fines de marzo generaron un fuerte impacto en la actividad económica y en los indicadores laborales. Según confirmó el Indec, la tasa de desempleo creció en el segundo trimestre del año al 13,1%, casi tres puntos más que el registro del período enero-marzo, cuando había alcanzado el 10,4% de la oferta laboral.
Esta cifra equivale a unos 2,1 millones de trabajadores en el área urbana que entre abril y junio estaban desempleados sobre una población total de 41,2 millones de personas. Con respecto al primer trimestre, había a junio casi 66.000 personas más que se quedaron sin trabajo. Si esta cifra se proyecta al total país, incluyendo la población rural, los desocupados llegan a poco más de 2,3 millones de trabajadore, sobre un total de 45,8 millones de habitantes.
El Indec muestra las cifras de los 31 conglomerados urbanos con un universo de 28,6 millones de personas, de las cuales poco menos de 11 millones participaron del mercado de trabajo y 9,5 millones estaban ocupados en puestos rentados, de ahí que en ese agregado los desocupados sumaron 1,4 millones, el nivel más alto en 16 años.
La tasa de desocupación se mide sobre la Población Económicamente Activa (PEA), que es la cantidad de personas ocupadas o que buscan empleo. En el segundo trimestre, la población urbana activa ascendía a 16,1 millones de personas.
La tasa de desempleo del 13,1% -2,34 millones de trabajadores sin poder ocuparse sobre 17,9 millones de la Población Económicamente Activa (PEA)- es la más alta desde el segundo trimestre de 2004, cuando todavía la economía estaba recuperándose del golpe sufrido durante la crisis de 2001-2002.
Tanto el nivel de oferta laboral, personas que buscan trabajo, como de ocupados, cayó al menor nivel en 16 años, pese a que la población se expandió en más de 7 millones de personas.