El caso Walmart y la irrefrenable obsesión de los Moyano por generar más desocupación

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Moyano cree que con su accionar mejora su posición como líder sindical y en realidad tiende a achicar la economía.
No hace falta entrar en demasiados detalles para advertir que la economía argentina está pasando por uno de sus peores momentos por la cantidad de empresas que han cerrado, otras se van y la cantidad de puestos de trabajo que se pierden, al tiempo que cada vez se van más empresas de Argentina por la imprevisibilidad en las reglas de juego y la existencia de un sindicalismo patotero.

Los datos de PBI que fueron publicados la semana pasada por el Indec muestran que no solo la economía argentina está estancada desde hace 9 años, sino que además en 2020 cayó por debajo del PBI de 2008 a pesos constantes, con lo cual hemos retrocedido 12 años en términos de crecimiento y aún más en PBI per cápita.

Al mismo tiempo, el Ministerio de Trabajo informa que entre febrero de 2020, mes anterior a la cuarentena, y diciembre del mismo año, se perdieron 210.000 puestos de trabajo en el sector privado en el mercado formal. En otras palabras, tenemos un serio problema de pobreza, desocupación, indigencia y encima las empresas se van de Argentina agobiadas por la presión impositiva, los continuos cambios en las reglas de juego y los irracionales comportamientos de los dirigentes sindicales que hacen lo imposible para espantarlas para que no contraten personal.
Al momento de redactar estas líneas, nuevamente Moyano bloquea un centro de distribución, en este caso a la empresa Walmart, para que la empresa despida, indemnice y reincorpore en forma inmediata a 500 empleados que trabajan en el complejo de Moreno.

Cuando uno mira los sectores más afectados en términos de pérdida de puestos de trabajo durante la cuarentena de acuerdo a datos del Ministerio de Trabajo, lo lideran: Hoteles y Restaurantes con 64.000 puestos de trabajo perdidos, luego la Construcción con 45.000 puestos perdidos y en tercer lugar, Comercio con 26.500 puestos menos.

En este contexto en que la gente está desesperada por tener un trabajo y no perder el que tiene, aparece Moyano a perturbar el funcionamiento de una empresa que pertenece al rubro servicios, rubro que aporta más del 60% de los puestos de trabajo de la economía.
Moyano cree que presionando a las empresas y llevándose todos los empleados a su sindicato, sale ganando. Se equivoca de punta a punta. En la medida que el sindicalismo siga actuando de manera tan irracional y a eso se le sume la irracionalidad económica del actual gobierno, cada vez habrá menos empresas en Argentina. Eso quiere decir que se producirá menos, habrá más gente desocupada que pueda consumir. Al producirse menos habrá que transportar menos mercaderías y el gremio de los camioneros tendrá cada vez menos trabajo.
Moyano cree que con su accionar mejora su posición como líder sindical y en realidad tiende a achicar la economía. Obviamente, partiendo del supuesto que este tipo de accionar de Moyano no tiene otras motivaciones menos confesables.

Lo concreto es que este es un ejemplo más de nuestra larga decadencia. ¿Quién va a hundir una inversión en Argentina para producir algo si tiene que luchar con una monumental carga impositiva, regulaciones absurdas del ministerio de Producción exigiendo montones de planillas con información que no corresponde pedir, problemas para importar insumos y lidiar con este tipo de dirigentes sindicales? En el mundo ven estas cosas y los empresarios dicen: me voy a otro lado, en Argentina al que produce lo castigan.

En síntesis, Moyano viene atacando a las empresas, también lo hizo con Mercado Libre, en nombre de la defensa de los trabajadores. La realidad es que está trabajando para dejar sin trabajo a la gente porque las empresas se escapan de un país que cuya dirigencia política y sindical parece haber enloquecido y estar dispuesta a sumergir a la población en la pobreza más absoluta.

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