Más de 130 buques pesqueros depredan la fauna marina en el Atlántico Sur, muy cerca del límite de 200 millas que protegen el área económica de la Argentina. Algunos de ellos se adentran más allá de lo permitido, en ese limbo legal internacional que les facilita saquear el fondo del mar. El número de barcos podría aumentar significativamente en los próximos días. Son en su mayoría de origen chino y se dedican a la extracción -principalmente- de calamares. Estarán allí varios meses más.
La Guardia Costera de los Estados Unidos anunció el envío de uno de sus embarcaciones para vigilar la sensible zona y “combatir la pesca ilegal, no reglamentada y no declarada” y para “fortalecer las relaciones por la soberanía y la seguridad marítimas en toda la región”. Lo hará más allá del límite de la zona económica y sólo se adentrará a algún puerto cuando sea necesario para ceremonias y agasajos, y abastecimiento de víveres y combustible en cualquiera de los países por los que pase: Guyana, Brasil, Uruguay y Argentina.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Buenos Aires emitió una comunicación en la que aclara que estaba al tanto de la excursión del USCGC Stone, el buque patrulla que monitoreará en detalle lo que ocurre actualmente en el Atlántico Sur: “Se han mantenido conversaciones con autoridades del mencionado país (por Estados Unidos), a través de la Cancillería y del Ministerio de Seguridad, sobre una visita a puerto por razones de ceremonial de la nave Stone a la Argentina y la posibilidad de que a través de la Prefectura se pueda ofrecer una ceremonia de bienvenida a la misma, en ocasión de la conclusión de su viaje inaugural”.
Las autoridades argentinas se mantuvieron en contacto con los representantes diplomáticos norteamericanos en el país. Ambas partes discutieron “las posibilidades que abre una histórica visita a puerto de la nave de la Guardia Costera Stone a la Argentina durante la cual la Prefectura puede ofrecer una ceremonia de bienvenida a su contraparte, en ocasión de la conclusión de su viaje inaugural”, según comunicaron desde la embajada de los Estados Unidos.
Ambas fuerzas, la Guardia Costera norteamericana y la Prefectura argentina, mantienen históricas y excelentes relaciones. Sin embargo, en el mismo comunicado, la Cancillería sudamericana aclaró que no sabía cuáles serán las actividades del barco durante su travesía que ya comenzó. “Las actividades no fueron objeto de los intercambios”, remarcaron.
Técnicamente, los pesqueros que se encuentran a 200 millas de la costa no están violando ninguna ley. Sí cuando se internan en la zona económica sin permiso alguno. “Hasta las 12 millas es territorio argentino, totalmente”, explica un reconocido experto del área marina que prefiere el anonimato. “De 12 a 24 el estado se reserva el derecho a perseguir a alguien que estuviera huyendo de algún delito. Y hasta las 200 millas, soberanía económica. Fuera de las 12 millas cualquiera puede pasar, navegar y sacar fotos. Lo único que no se puede hacer hasta las 200 millas es pescar o extraer petróleo. Si viene un patrullero de la Guardia Costera a hacer un relevamiento, nadie le puede decir nada”.
Es decir que el USCGC Stone -buque de la clase Legend- podrá tomar fotografías, registrar el movimiento de los pesqueros, sus matrículas y hasta quiénes son los tripulantes, sin tener que pedir permiso a ninguna autoridad marítima de los países que atraviese. No tendrá -eso sí- poder de policía. Pero no es ese el objetivo de la excursión que comenzó el pasado 22 de diciembre cuando partió de Pascagoula, Mississippi. El 28 emprendió su viaje hacia el sur continental.
Hasta el momento, de acuerdo a datos proporcionados por los radares de la Prefectura Naval Argentina, 108 pesqueros extranjeros extraen fauna del fondo del mar en la milla 200. El resto de los identificados lo hace dentro de los límites permitidos. En tanto que de otros 93 buques identificados, 33 se aproximan a la zona desde África y desde Chile. El resto se encuentran en el Pacífico y es posible que crucen por el Estrecho de Magallanes hacia el Atlántico.
Los Estados Unidos están preocupado por el avance depredatorio en aguas internacionales de buques chinos. Para la Guardia Costera, la “explotación erosiona la seguridad regional y nacional, socava el orden basado en reglas marítimas, pone en peligro el acceso y la disponibilidad de alimentos y destruye las economías legítimas”, según palabras del almirante Karl L. Schultz, jefe de esa fuerza.