Alberto Fernández diseñó una agenda geopolítica abierta y sin límites ideológicos. Compra vacunas a China y Rusia, renuncia al Grupo de Lima por su posición sobre Venezuela y exhibe cierto acercamiento con la Casa Blanca, tras la asunción de Joe Biden en reemplazó de Donald Trump. En este contexto, cuando nadie lo aguardaba, el Presidente decidió adquirir diez aeronaves de transporte a los Estados Unidos. Se trata de una operación comercial vinculada a la defensa que había iniciado en el gobierno de Mauricio Macri y concluyó durante esta administración peronista.
A los pocos días de su llegada a Balcarce 50, Alberto Fernández había desechado la compra empujada en épocas de Cambiemos, en perfecto alineamiento con Donald Trump. Pero el jefe de Estado inició un acercamiento a Washington que se vio reflejado en la aceptación de las donaciones humanitarias realizadas por el Comando Sur -tres hospitales de campaña- y el almuerzo que compartió con Juan González, el principal asesor para América Latina de Biden.
La compra de los aviones se enmarca en el programa de ventas Foreign Military Sales vigente en EEUU y aplicable a países considerados amigos. Del lado argentino la operación es posible de ser realizada sin proceso de licitación al ser encarada bajo la modalidad de “Estado a Estado”. Y al decir de los encargados de cerrar la operación, la compra demuestra que Argentina está abierta a las compras de material militar a distintas potencias occidentales u orientales que satisfagan las necesidades operativas de las Fuerzas Armadas.
Lo novedoso desde el punto de vista presupuestario de esta compra es que es la primera que se realiza con afectación de fondos procedentes del FONDEF ( Fondo para la Defensa) que tiene su origen en una iniciativa parlamentaria impulsada por el actual Ministro de Defensa, Agustín Rossi, cuando integraba el bloque del FPV en la Cámara de Diputados.
El FONDEF prevé una partida anual actualizable cada 12 meses para ser afectada exclusivamente a cubrir gastos de inversión en equipamiento militar. No está destinado al pago de gastos corrientes. Para 2021, el fondo es de aproximadamente $38.000 millones, desembolsables en forma trimestral.
Las diez unidades a incorporar tienen una capacidad de transporte de hasta 13 pasajeros y dos tripulantes. Su envergadura (ancho entre alas) es de 16 metros, con un largo de 13 metros. Soportan un peso máximo de poco mas de 5.500 kgs., y son propulsados por dos turbohélices Pratt & Whitney de 850 HP. La velocidad operativa de estos sistemas de armas es de 530 Km/h y poseen una autonomía de 2.700 kmts. La versión de uso civil de estos aparatos es conocida como “Super King Air” y el diseño data del año 1974, habiendo sufrido diversas mejoras por parte de las fuerzas armadas estadounidenses.