Tras el traspié de ayer, YPF presentó ante la SEC modificaciones a su oferta de canje de deuda internacional para hacer más atractiva la propuesta con extensiones de vencimientos y nuevas garantías, cupones e intereses. Si el canje fracasa y la petrolera cae en default con sus bonistas internacionales, el escenario será crítico tanto para YPF como para todas las empresas argentinas.
En estas dos semanas que entran, YPF se juega el año. Ocurre que si la reestructuración de la deuda por US$6200, que deberá cerrarse a más tardar a mediados de febrero arroja resultados favorables, la petrolera bajo control estatal habrá despejado el cronograma de vencimientos de intereses y capital y podrá reforzar, al menos un poco, la inversión prevista para 2021.
Pero si el canje fracasa y la petrolera cae en default con sus bonistas internacionales, el escenario será crítico. Es, sin duda, la parada más dura que se juega la petrolera en los últimos años.
Ayer tuvo el primer traspié. No logró avances en su primer intento de avanzar en la reestructuración, al no reunir a los acreedores en distintas asambleas internacionales para tratar una refinanciación de pagos, por lo que anunció una modificación de su oferta.
Es que necesitará mejorarla si quiere reunir una adhesión importante para patear el vencimiento de US$413 millones que enfrenta el próximo 13 de marzo. Se trata de un bono que tenía un vencimiento original de US$1000 millones y que la petrolera ya refinanció en julio pasado, cuando logró un 58% de adhesión.
Sin embargo, luego de realizado el canje, el Banco Central le informó que no le dará los dólares necesarios para hacer frente al remanente de US$400 millones, por lo que le quedaron 3 alternativas:
– convencer a la entidad que le venda las divisas (según Alejandro Lew, CFO de YPF, y quien diseñó la estrategia de reestructuración de deuda, podría, tal vez, haber tensado hasta último momento las cuerdas con el Banco Central para que le libere los poco más de US$400 millones para pagar ese vencimiento pero a fin de año YPF se habría topado con la misma situación financiera de ahora que la obliga a renegociar)
– mejorar la oferta para lograr una adhesión mayor o
– entrar en default, el peor desenlace para YPF, y todas las empresas argentinas.
Según publicaron medios locales, YPF presentó ante la SEC de EEUU modificaciones a su oferta de canje de deuda internacional.
Lo hizo anoche, en medio de un cambio de autoridades. Se trata de extensiones de vencimientos y nuevas garantías, cupones e intereses.
La oferta llega luego de una serie de «Asambleas Generales Extraordinarias de Tenedores de Obligaciones Negociables». «Debido a la falta de quorum necesario para sesionar, no fue posible abrir el acto en primera convocatoria y celebrar la misma», se destacó para todos los casos en un comunicado a la Bolsa local. Fuentes de la petrolera aclararon que no hubo quorum porque los acreedores ya sabían, como parte de la negociación, de la nueva oferta que preparaba la empresa.
«Las modificaciones principalmente buscan fortalecer la estructura de garantías del bono respaldado con flujo de exportaciones con vencimiento en 2026 y atender la preocupación de los inversores sobre la inexistencia de flujos durante los próximos dos años», afirmaron fuentes de la negociación.
En detalle, se extiende el vencimiento final de la oferta al 5 de febrero, siendo válidas estas nuevas condiciones para aquellos inversores que ya han ingresado sus bonos al canje como para todos aquellos que deseen hacerlo hasta la fecha de vencimiento final; se refuerza la estructura de garantías del bono 2026 por medio del ofrecimiento de una prenda en primer grado sobre acciones de su subsidiaria YPF Luz (el famoso «endulzante» del que se venía hablando en las últimas horas). Esa prenda es sobre «una de las mayores desarrolladoras y operadoras de plantas de generación de energía eléctrica renovable y térmica del país», destacaron allegados.
También se incorpora el pago de cupones en los 3 nuevos bonos a tasas del 4% para el 2026, 2,5% para el 2029 y 1,5% para el 2033; y se incrementó la tasa de interés de los nuevos bonos 2026 y 2029 del 8,5% al 9%, aplicables desde enero de 2023. Por otro lado, también modificó las estructuras de amortización de los nuevos bonos 2026 y 2029 para acortar la vida promedio, entre otras.
Estos cambios se suman al ya introducido el 14 de enero por el cual la compañía modificó las características de las mayorías necesarias para proceder con el cambio de los términos y condiciones no económicos de los bonos viejos, pasando a requerir mayoría absoluta de tenedores de cada serie.
Y reflejan, una vez más, la visión de YPF en cuanto a su diálogo con el mercado habiendo respondido a la mayoría de las inquietudes planteadas por los inversores, dentro de las posibilidades que tiene la empresa por la difícil situación financiera que le toca atravesar como resultado de los impactos que generó la pandemia que agravaron una situación de declino de la producción de gas y petróleo que la compañía arrastraba de años anteriores.
YPF vendió el año pasado un 30% menos de combustibles que en 2019, no tiene crédito internacional porque el país empezó a incumplir sus compromisos con acreedores internacional, y su EBITDA —su nivel de ingresos antes de impuestos— se viene desinflando de manera constante desde hace años.